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martes, 6 de noviembre de 2012
La demencia de Gabo

La demencia senil también puede
ser un último giro que hace la muerte antes de llevarse para siempre a aquéllos
que persisten en vivir o, bien puede ser la vida, regalándonos a última hora,
el bálsamo de olvidar, la bendición de quedarnos huecos, de convertirnos en
hombres limbo.
Sin embargo, las obras del Nobel
seguirán siendo luz de otras memorias. Su metáfora nunca quedará exhausta y no
se olvidará luego de cien años.
Que la demencia senil de Gabo no
sea la de sus lectores en todo el mundo. Nunca debemos olvidar al primer hombre
que se atrevió a poner a José Arcadio Buendía a la altura de Hamlet y a Macondo
a la altura de Londres.
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