martes, 6 de noviembre de 2012

La demencia de Gabo


El hermano de Gabriel García Márquez ha anunciado al mundo entero que el afamado escritor padece, de un tiempo para acá, la temible demencia senil. Si imaginamos la mente como un charco y a los recuerdos, como la luz del sol brillando en él; entonces este mal sería como que el sol, por variedad de razones, está dejando de brillar allí y los recuerdos se alistan para volverse bruma, para convertirse en olvidos.

La demencia senil también puede ser un último giro que hace la muerte antes de llevarse para siempre a aquéllos que persisten en vivir o, bien puede ser la vida, regalándonos a última hora, el bálsamo de olvidar, la bendición de quedarnos huecos, de convertirnos en hombres limbo.

Sin embargo, las obras del Nobel seguirán siendo luz de otras memorias. Su metáfora nunca quedará exhausta y no se olvidará  luego de cien años.

Que la demencia senil de Gabo no sea la de sus lectores en todo el mundo. Nunca debemos olvidar al primer hombre que se atrevió a poner a José Arcadio Buendía a la altura de Hamlet y a Macondo a la altura de Londres.

UN ALTAR EN EL HOGAR