martes, 12 de enero de 2010

Volver a viajar por mi niñez



Varias cosas han cambiado desde mi niñez en la que al lado de mi madre viajaba por las sabanas de Bolívar y Sucre. Justo ayer tuve la oportunidad de volver a viajar, esta vez, acompañado de Santiago, mi hijo de seis años. Solo pagué un tiquete, el mío. así era en mi niñez, mi madre solo pagaba un tiquete y me llevaba en sus piernas; así que, por economía y por hacer honor a los recuerdos, cargue también a mi hijo en las piernas.

Lo que si no es igual es la calidad de los buses y el servicio que ofrecen. Los de ahora, cuentan con servicio de aire acondicionado. Los de antes, abrían las ventanillas para que la gente no se cocinara. Antes, los pasajeros iban refiriendo historias a lo largo del camino; ahora, se cuenta con dos televisores de pantalla plana discretamente colocados para que todos podamos disfrutar de buen cine durante el viaje. Los buses de mi niñez, llevaban sobre-cupo como la cosa más natural del mundo; los de ahora, van con el cupo exacto y no recogen pasajeros por el camino.

Me sorprende gratamente el medidor de velocidad. Un dispositivo electrónico a la vista de los pasajeros que hace un pitido al momento que el conductor supera lo permitido en la carretera. En mi niñez, cuando el bendito conductor hacía esa gracia, siempre iba de pasajera una señora que llevaba unas gallinas amarradas, tiradas al piso del bus y que presa de nervios se ponía a gritar: -MIRA DESGRACIAO, MALDECIO SEAS, ¿NOS VAS A MATAR A TODOS? Con ese dispositivo, el conductor reducía la velocidad.

Y, bueno, no puedo dejar de mencionar el baño. Esto me parece una maravilla. Saber que podemos abordar con la vejiga llena o el intestino grueso latiendo y no hay problema, me parece fantástico. Porque no era así en mi niñez. De chico, mi madre me hacía orinar y lo otro, desde bien temprano... y ese -ve a orinar otra vez- Y yo: -mami ya lo hice- y ella: -vaya de nuevo, vea que si le dan ganas, le toca en el monte y una culebra lo puede morder- Y ¡¡AY!! de que me dieran ganas: te lo dije... carajito desobediente, ahora aguanta hasta San Juan-

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UN ALTAR EN EL HOGAR